Tierra de Bertacchi
Hoy hicimos una visita a un lugar increíblemente espectacular en su naturaleza, zona de montañas, precipicios, pequeñas localidades que ellos llaman paese, pero pequeñas de verdad y perdidas en las alturas o en valles, abrazadas a las rocas y construidas con las piedras de la zona. Cada una de ellas tiene sus iglesias y campanarios, sus plazas y vía de los rumores. En particular estoy hablando de Volegno que es una localidad del municipio de Stazzema, en la provincia de Lucca, en la región de la Toscana, formando parte de la Alta Versilia y está a 438 metros sobre el nivel del mar.
Es un lugar que reúne a unos cuantos Bertacchi, yo conocí a Leonello Bertacchi, quién amablemente nos esperó, nos mostró el pueblo de 60 habitantes. Pareciera que a las nubes las tocas con las manos y que las respiras. El aire húmedo y frío se cala por las narinas e invade el cuerpo dejando una sensación de frío húmedo.
Hay una pequeña plaza que recuerda a los caídos en la primera y segunda guerra, algunos de Volegno y otros de Pruno, una localidad vecina y que está fotografiada con el Monte Forato de telón. Estas elevaciones son parte de los Alpes Apuanos. El Monte Forato mide unos 1230 m de altura y por ese agujero que se ve e la roca, en el solsticio de verano para ellos, entra el sol. Es un momento de festejos en la zona, de acuerdo a lo que nos contó.
La casa de Leonello, es del 1793, era de sus bis abuelos, eran tres casas con tres pisos, construidos en las montañas. Cuando pasamos dentro de la casa, nos encontramos con un apartamento boutique, coqueto, cuidado, remodelado completamente, con todo de última generación y todas las comodidades. Lo que sí nos contó es que toda la gente de la zona eran personas que hicieron todo con mucho sacrificio, ya que hoy se baja o sube de las montañas con vehículos, antes era a pie. Otra cosa típica de la zona, e que todas las casas tienen quinta. Él ahora ya no la tiene, ni cultiva el pomodoro ni la patate, pues la que se dedicaba a eso era su mamma y falleció hace poco. Hay una foto de una rosa y es de su jardín que queda en el piso más bajo. Nos invitó con biscotino que mojamos en Vin Santo de Toscana, un rico café y salimos rápido de la montaña pues se nos venía la noche. La ruta en las montañas son estrechas, constantemente zigzagueantes y dan a precipicios.
Me quedé contenta de sentir que hay un lugar en Italia, de donde salieron mis antepasados, mi familia y seguramente lo hicieron, para lograr un bienestar que les prometió América. Así se hacen los lazos, quizás ni parientes seamos o quizás sí, es un Bertacchi, de alguna rama y les cuento algo, un lugar así, es caro, muy caro para nosotros. Nunca pensé que esas casas pudieran valer tanto. También me llamó la atención ver una serie de casas impecables, como si fuera un edificio de frente rústico, de unos tres pisos y con postigos y puertas muy nuevas en madera, y me contó que eran nietos y bisnietos de algunos aldeanos, que vinieron a refaccionarlas y las dejaron impecables para ellos. Claro, luego de saber el precio, indudable que una casa en los Alpes Apuanos no es nada despreciable. Él hablaba italiano-spagnolo y yo spagnolo-italiano. Y nos entendimos perfectamente!!
Hermosa experiencia y un extremadamente bello lugar de mármoles de Carrara, que dieron vida a cada uno de estos pueblos. Italia es impactante a cada paso que das y siempre te sientes en casa.