domingo, 3 de abril de 2016

Poesía Erótica

Vagué y vagué

Vagué desnuda

en mullidos recuerdos canela

impregnados del sabor de sus labios

impregnados de su piel en mi boca.

Vagué silenciosa y a tientas

apenas rozando su cuerpo dorado

apenas sintiendo cuando se erizaba

al enredar su cabello en mis dedos

para llevarle a beber de mi copa.

Vagué embriagada

por bucólicos aromas

a hierba fresca y a lluvia

a leños ardiendo y a musgo

al entrar enhiesto en mi boca

viendo aquellos ojos

devorar mi mirada.

Vagué y vagué

en su cabalgadura de plata

por el horizonte de sus caderas

anudada a su cintura

sin saber desde entonces

cómo olvidar a aquel hombre

que amé y odié

por robarse mi alma.

Patricia Bertacchi

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Demasiado transparente

Los ojos de las personas hablan, nos hablan de sus gustos, de sus disgustos, de sus alegrías, de sus proyectos, nos hablan de quien le cambia el color a sus vidas. Como mujer he sentido que muchas veces he sido invisible. Resulta que las veces que lo sentí, lo era a mis ojos, porque los demás, estaban viendo que era de mí. Me gusta mucho hacer la mía, andar en solitario por momentos largos, son momentos en que reflexiono y pongo en orden el desván de arriba. Donde acomodo en el pecho los sentimientos, recorto, pego, hago espacio, reacomodo, acurruco, y también suelto. Un ejercicio que se debe hacer con el corazón. Cuando arreglamos el centro, arriba todo funciona mejor.

El ocaso se sumerge en el horizonte

Una mirada al poniente enmudece mi garganta. Con él, se va la luz del día, y mis recuerdos, manifiestan las ánimas que me habitan. Mi mente se refugia en aquellos tiempos infantiles, donde ninguno era un ausente, donde todas las sillas de nuestra gran mesa, estaban ocupadas. Soy una nostálgica acostumbrada a lidiar con mis ángeles y mis fantasmas, a quienes honro, cada vez que vuelvo a levantar mi mirada al horizonte sabiendo que el atardecer precede al mañana. Sin perder la esencia de mí, mi alegría por la vida, mi agradecimiento tenaz por sentirme dichosa de haberme esculpido como si fuera una piedra preciosa, sacando lo mejor que puedo dejar de mí en este hermoso paraíso visual y estético que nos regala Dios cada día.

Qué le puedo pedir al 2015?

Que me permita seguir con salud, creyendo, ilusionándome, amando, creando, enamorándome, entregándome.Le pido que el tiempo sea más cómplice aún, porque hago tantas cosas, que estoy dejando de hacer las que son importantes para mí recreo. Le pido que mis hijas logren sus metas más fácilmente de lo que he logrado las mías, después de todo, no es necesario tampoco tanto sacrificio. Venimos de familias italianas donde todo era dejar el lomo y no creo que tenga que ser así. Le pido al 2015 que no me lleve a más nadie. Que me transforme en más poesía y más cuentos, que los gnomos y las hadas dancen conmigo por los senderos de mi imaginación. Le pido la paz que suelo tener cuando juego en el agua, cuando nado o tumbada al sol en la playa y chapoteando en el mar. Le pido la libertad que mi espíritu necesita para ser feliz. Le pido el espacio para encontrarme con mis amigos, amo a mis amigas, soy una amiguera total, que tiene muchas amigas mujeres y de todas me nutro. Quiero viajar este año!! Quiero que el casamiento de mi hija María Victoria sea lo que tanto soñó. Que mi empresa siga expandiéndose y que todos estemos bien. Necesitamos un mundo en plenitud. Sé que aquí rayo con el altruismo porque es parte de mi esencia pero siempre pido por el mundo. En el fondo, les digo un secreto, soy el espiritu de una niña, quizás la que conocieron muchos en la escuela, en el cuerpo de una mujer. Felicidades a todos y que se borren los dolores del alma. Ahora sí, un Padre Nuestro, un Ave María, un Gloria y un Ángel de la Guarda. Eleven los sueños a las manos de Jesús y que así sea!! Amén!! San Expedito quedate cerca que siempre tengo algo urgente para que me saques de apuros.Te adoro! Besos y pidan! Una hermana de Nuestra Señora de la Misericordia, colegio que fueron mis hijas, me dijo una vez: tú no sabes que pedir es un acto de humildad? No lo olvidé nunca más y desde entonces, comulgo con FE!!

Short o hot pants?

Recuerdo que mis primeros hot pants me los puse por el año 71. Ibamos a un "asalto" a la casa de un compañero de la escuela y mi abuela me había regalado mi hot pant de lana color chocolate con un saco a media pierna, también de punto. Completaba mi vestuario tan de "onda", un par de botas bucaneras que me había comprado en un viaje a Buenos Aires. La que tenía toda la onda era mi abuela María, que siempre iba a la vanguardia tratando de darnos los gustos. Yo me veía tan delgada como la modelo de moda de aquellos años, Twiggy. Mi fiel amiga y compañera María Inés Dematteis, también llevaba esa prenda. Hasta hoy nos reímos de una foto que nos sacó el padre de una amiga al vernos con aquella vestimenta. Muero de ternura cuando recuerdo que me sentía tan grande. Luego de tantos años de aquel episodio de los hot pants, me contó un ex compañero de la escuela y que estaba en aquella fiesta, que habían quedado como "locos" cuando nos vieron llegar. Por supuesto que es una anécdota que llevo en mi corazón. Esa niña que comenzaba a sentirse "grande", me emociona y enternece. Cuánto para atesorar. no?! Arriba los hot pants!!

Cuero con relieve

Hay que saber jugar con la vida

Hubo temporadas en que la vida me resultó seria, a pesar de mi temperamento, de mi sentido del humor y de mis eternas ganas de jugar. En algún momento me puse seria. Fueron instancias de mayor rigor o de excesiva exigencia a la que yo misma me sometí. Para mi gusto me sentí demasiado tensa. Si hay algo que le agradezco a la experiencia, es que me enseñó a andar mucho más relajada, más libre de las decepciones. Tanto, que en algún punto siento que no quiero perder un minuto en pensar que pueden pensar los demás. Esto me pasó de adolescente. Creo que entré en un estado de mayor "conciencia" de las cosas que me hacen feliz!

¿Querés saber algo de mí?

Siempre fui una niña inquieta, ávida por saber, una adolescente con rebeldía y una mujer con valor. Luego de haberme realizado profesionalmente, como mujer, madre, ama de casa y esposa, tareas que han sido de tiempo completo, desde hace años, estoy dedicada al gerenciamiento de la empresa familiar. Eso me permite repartir mi tiempo con mis pasiones. Siento haber despertado de un largo sueño para reencontrarme con una pasión que había dejado. Circunstancias de la vida me llevaron a una experiencia que me emocionó profundamente. Hablo de verme en espejos que me pusieron "entrenadores emocionales", hablo también, de encontrarme a mí misma en otra etapa de mi vida, y con madurez y rebeldía decidir esta vez, por mí.
Creo que si no pudiera expresarme en forma escrita, enfermaría. Cuando el amor me duele o el sentimiento me eleva, cuando los recuerdos me hacen viajar, los duendes bailan en mis fantasías o la piel se me eriza por temas cotidianos, puedo rescatar de mi memoria el olor de la tinta china y convertirme en una ligera pluma. La urgencia de compartir esa “antigüedad” que es la palabra, es primordial para mí. Llevo conmigo, en cualquier viaje o momento, mis asistentes inseparables, un bolígrafo, un cuaderno de notas, mi máquina de fotos, un diccionario, grabador y laptop, para los momentos en que la creatividad me sorprende. Una servilleta, una factura vieja o la arena misma, también han servido para el fin.
En mi primera experiencia en concursos literario, fui destacada con una Mención de Honor en Categoría Cuento por mi obra La Posada Termal, en los Premios “Dr. Manini Ríos”, Edición 2011, de la Asociación de Escritores del Interior –AEDI, Uruguay. Me animé nuevamente, obteniendo una Mención de Honor en Categoría Poesía con el poema Solatré el Vestido, Edición 2012 del mismo concurso que tiene 36 años de trayectoria. Soltaré el vestido es mi poema mimado, el que leo y releo y no me cansa y no le encuentro defectos. Sigo haciendo camino, trazando rutas, investigando mi creatividad y creciendo en el conocimiento de la poesía y narrativa, en grupos de talleres creativos y literarios, con maestros como Mónica Marchesky y Federico Leicht en narrativa y Nelson Guerra en poesía y narrativa.
Gracias a todas las perlas de mi collar de vida, que han hecho de mí, lo que hoy soy.