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Soy Patricia Bertacchi, autora del diseño y los contenidos de este espacio. Aquí encontrarán un lugar donde refugiarse entre mis pasiones y sentimientos, que bien podrían ser los mismos de ustedes, tomando forma en poemas, cuentos, fotografías, opiniones y comentarios, artículos del Rincón Gastronómico de la Revista C&A Carnes y Alimentos, lecturas, crónicas de viajes y hasta alguna receta. Bienvenidos a mi hogar virtual!

sábado, 24 de agosto de 2019

Crónicas Patricias: La Casa de la Virgen María y Şirince, Esmirna, Turquía





Casa de la Virgen María entre Éfeso y Selçuk, Esmirna, Turquía



La Casa de la Virgen María es un lugar religioso cristiano, de oración, cerca de Éfeso y Selçuk. Lo que sabemos es que el Apóstol Juan, llevó a la Virgen María allí, de acuerdo a lo que un Jesús agonizante le expresó: «Junto a la cruz de Jesús estaban su Madre, la hermana de su Madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su Madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su Madre: “Mujer, ahí tienes a tu Hijo”. Luego dice al discípulo: “Ahí tienes a tu Madre”. Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa» (Jn 19, 25-27). 
Llegan huyendo de la persecución en Jerusalén y hasta su bienaventurada Asunción, según los ortodoxos.
¿Cómo se llega a saber que esa casa, escondida entre montañas, era la casa de San Juan Apóstol y María?
Una monja alemana, Sor Anna Katharina Emmerick (1774-1824), beatificada en 2004, fue objeto de unas curiosas alucinaciones que le llevan a visionar muchos de los episodios evangélicos de una manera, por un lado, muy vívida, y por otro, extrañamente verosímiles.
Muchas de sus visiones fueron inspiración para Mel Gibson, en la película La Pasión.
Las visiones de Sor Katharina Emmerick fueron llevadas a papel por el escritor alemán Clemens Brentano entre los años 1818 y 1824. Dichas visiones dieron para varios libros, uno de ellos “La amarga pasión de Nuestro Señor Jesucristo”, y otro de ellos, el que nos interesa aquí “La vida de la Virgen María”. 

La monja alemana, nunca visitó Turquía. A partir de las visiones que tiene, da una descripción de la casa en la que habría vivido María en la ciudad turca de Efes (Éfeso), la cual sitúa en la falda de una montaña, cercana a un arroyuelo, con vistas a la ciudad y al mar, de piedra, planta rectangular, con un ábside y una chimenea.
Con esta descripción, los padres paúles H. Jung y Eugene Poulin organizan una expedición en 1891. Hallándose en la región de Degirmerdere y muertos de sed, preguntan a unos paisanos donde pueden encontrar algo de agua, y conducidos a un arroyuelo, se aparece ante sus atónitos ojos una casa que coincidía perfectamente con la descripción realizada por la monja alemana, y que, para colmo de las coincidencias, tiene en el ábside una estatua de la Virgen María. Lo que obliga a aceptar la existencia de una tradición inveterada y probablemente ininterrumpida en el lugar. 
El culto era más antiguo de lo que se suponía. Analizada por los arqueólogos, se llega a la conclusión de que se trata de una edificación del siglo I d.C., sobre la que en el siglo IV se habría superpuesto una pequeña iglesia. 

A partir de ahí, comienza el proceso de reconocimiento de la reliquia. En 1914, el Papa Pío X ofrece indulgencia plenaria a los peregrinos que visiten la Casa de Éfeso. En 1951, apenas un año después de declarar el dogma de la Asunción de María, último de los declarados por la Iglesia, Pío XII la declara objeto de peregrinaje. Y el 26 de julio de 1967, Pablo VI se convierte en el primer Papa que la visita. Más tarde lo harán también Juan Pablo II, el 30 de noviembre de 1979, y Benedicto XVI, el 29 de noviembre de 2006.
El santuario reviste la notable particularidad de ser lugar de culto común de cristianos y musulmanes, conocida como es la devoción que éstos profesan a la Virgen María. Por cierto, que existe entre los turcos musulmanes la tradición de peregrinar a la Casa de María justamente el 15 de agosto, fecha en la que, como se sabe, los cristianos celebramos la Asunción de María.
Nuestro guía nos comentó que hay agua milagrosa y la muestro en una fuente con canillas. Me puse en lugares que necesité. Les comento que al estar dentro de la casa de María, recé y no paré de llorar mientras oraba, por unos 20 minutos, estaba muy tocada, emocionada y sentía haber llegado a la casa de la Madre de todos. Es un lugar muy pequeño, como si fuera una habitación. Había dos reclinatorios individuales y el altar con la Virgen María. Permanecí arrodillada. El guardia hacía pasar a todas las personas, diciendo: "pasen porque hay más gente que tiene que pasar". A mí no me molestó nunca. Me dejó tranquila, orando sin decirme nada. Por dentro no se puede fotografiar. Mientras estaba allí, me dijo la Virgen, ve afuera, saca la fotografía del interior con el teleobjetivo y me verás. Pensé, no puedo estar escuchando esto, soy yo, mi mente. No, yo sé que ella me escuchó, sé que sabe todo lo que le dije, y me regaló amorosamente ese obsequio, abrazando mi finita humanidad, con penas humanas y absoluciones divinas.

Si miran las fotos verán que desde afuera hacia adentro, no se ve nada con el lente. 
Cuando revelé la fotografía del teleobjetivo me llevé esta gran sorpresa, registrarla desde el exterior sin incumplir una norma y sin molestar el momento de oración. 
Mi abuela era una gran devota de la Virgen María y nos encomendaba a sus nietos y familia a la protección de ella, como también yo hago con los míos.
Mi pasaje por la casa de la Madre María, nuestra Madre piadosa, fue movilizador, fue sentir lo mismo que me sentí en Asís, en la pequeña capilla de San Francisco o en Santiago de Compostela.

Sé que mis viajes, son un peregrinaje, andar por tierras extrañas, y se hacen particularmente familiares cuando camino lugares comunes a los apóstoles, santos, María y Jesús. 
https://www.religionenlibertad.com/


Camino a la Casa de la Virgen María





Camino a la Casa de Meryemana Evi

Un tiempo en donde te envuelve la paz.
Llegas a lo más íntimo de tu contacto con la Madre de Jesús, nuestra humilde Madre. 


El manantial que corre por debajo de la casa, es de agua milagrosa.
Vestigios de una fuente de esa agua en tiempos lejanos

Réplica de la imagen de la Virgen María que se encuentra en el interior de la casa.
Es delicadamente hermosa. 


El interior de la Casa de la Virgen María tiene poca luz natural



Interior de la Casa de la Virgen María, un altar humilde y sencillo.
 Se iluminó para poder compartirles.
Se siente algo especial, muy especial. El abrigo de una Madre.



Vídeo: Casa de la Virgen María
Bellísimo vídeo con la narración del 
Padre José de Jesús Aguilar Valdés 







El muro de los agradecimientos, pedidos y deseos. Dejé también los míos.

Canillas o fuentes con agua milagrosa

Templo al aire libre para oficiar misa


Bellas vistas de una pueblo greco-turco

Amplias calles con diferentes tiendas a sus lados
para que los turistas puedan llevarse algo de recuerdo.

Le Jardin Café &Restaurante. Hora de nuestro desayuno 
Şirince es una pintoresca aldea de montaña de 600 habitantes, en la provincia de Esmirna, Turquía. Está a 8 kilómetros al Este de la ciudad de Selçuk. La carretera para llegar a lo alto, donde está el pueblo, es sinuosa y se pueden ver muchos olivares y vides.
Şirince era una aldea de griegos antes de la Guerra greco-turca (1919-1922) y en el año 1923 los gobiernos turco y griego intercambiaron poblaciones. Turquía exilió a los griegos cristianos  hacia Grecia y el gobierno griego exilió a los turcos musulmanes a Turquía. 
Hay una historia que cuenta que en su asentamiento, fue una colonia de esclavos griegos y la denominaron Çirkince, que en turco significa feo, con el fin de despistar a otros que los quisieran seguir.
Este pueblo es un lugar popular entre los turistas, especialmente los fines de semana, famoso por sus vinos, casas, ceremonia del café turco y la mansedumbre como algo a destacar.
No estaba en nuestra hoja de ruta este paseo, fue una invitación de nuestro chofer Gökhan y su esposa Serpil, el compartir un desayuno al aire libre en Le Jardin, trabajado por sus dueños, en este tranquilo paraje de Turquía. Ellos deseaban que conociéramos la preparación del café turco, en un lugar muy especial, con la lectura de la borra del café como broche de oro y que estuvo a cargo de nuestra anfitriona Serpil. El desayuno fue exquisito, con una hermosa panorámica del paisaje, con los productos del lugar y las preparaciones caseras. Así que, conducidos por Gökhan, guiados por Veysel y la hermosa compañía de Serpil, pasamos una deliciosa mañana al aire libre y con el temple de un gatito remolón.


Productos del lugar

Las ardillas comiendo nueces


Un desayuno en una pueblito pintoresco llamado Şirince

Entrañables Gökhan y Serpil

Nueces recién recogidas del nogal

Nueces frescas

Casas de piedra


El pueblo apronta su despertar para los turistas









Vista desde el Café Manzara

La dueña del Café Manzara nos prepara el café turco para la lectura de la borra


los utensilios para la hora del café


Añadir leyenda

Vistas desde el Café Manzara















Veysel mirando a María

En el centro del pueblo de Sirinçe una fuente con la imagen de la Virgen María
Dice el cartel: "Está prohibido entrar a la fuente y arrojar objetos extraños"
















*Las fotografías que no llevan mi nombre fueron compartidas por Gustavo Rossi Vignoli